- Dar ejemplo. Las personas adultas somos un modelo de lectura para los niños y niñas. Leamos delante de ellos, disfrutemos leyendo.
- Escuchar. En las preguntas de los niños y niñas está el camino para seguir aprendiendo. Estemos pendientes de sus dudas.
- Compartir. El placer de la lectura se contagia leyendo juntos. Leamos cuentos, contemos cuentos.
- Proponer, no imponer. Es mejor sugerir que imponer. Evitemos tratar la lectura como una obligación.
- Acompañar. El apoyo de la familia es necesario en todas las edades. No los dejemos solos cuando aparentemente saben leer.
- Ser constantes. Todos los días hay que reservar un tiempo para leer. Busquemos momentos relajados, con buena disposición para la lectura.
- Respetar. Los lectores tienen derecho a elegir. Estemos pendientes de sus gustos y de cómo evolucionan .
- Pedir consejo. El colegio, las bibliotecas, las librerías y sus especialistas serán excelentes aliados. Hagámosles una visita.
- Estimular, alentar. Cualquier situación puede proporcionarnos motivos para llegar a los libros. Dejemos siempre libros apetecibles al alcance de los niños y niñas.
- Organizarse. La desorganización puede estar reñida con la lectura. Ayudémosles a organizarse: su tiempo, su biblioteca...
Extraído de: Leer te da más. Guía para padres
2002. Ministerio de Educación
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